El taller de encuadernación artística de Antonio Sánchez, único en Salamanca y de los poquísimos que quedan en la Comunidad "donde hay competencia", asegura sin darse mayor importancia- mantiene sin apuros desde hace años una plantilla de ocho trabajadores dedicados a todas las tareas propias de la imprenta, pero especializados en la edición facsímil de ejemplares literarios cuya calidad los ha hecho perdurar en el tiempo como obras de referencia. Una tarea artesana a la que Antonio Sánchez, a sus 70 años, dedica ahora la mayor parte de su tiempo mientras sigue marcando las pautas de un negocio que aún se rige por viejos códigos.
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