Estamos ante un caso insólito. La sede de la Concejalía de Urbanismo, en la plaza de Europa, apareció el martes pasado convertida, literalmente, en una piscina. La toma de agua de una máquina de café instalada en la tercera planta se obstruyó, con tal mala fortuna que estuvo goteando durante los tres días del puente de San José. Debido a los recortes de horas extra el edificio no tenía conserje ni vigilancia policial, por eso nadie se percató de la avería.
Cuando los funcionarios volvieron el día 20 a sus puestos a muchos les dio por llorar. Llovía sobre mojado, pues había charcos por doquier, ordenadores calados, sillas y mesas chorreando y, lo que es peor, miles de documentos empapados. «Un desastre», reconocía ayer Jorge Montoro, jefe del servicio administrativo de la sección de Disciplina Urbanística, uno de los funcionarios que está colaborando en las tareas de recuperación de los cerca de 2.000 expedientes afectados, la mayoría de los servicios de Disciplina, Licencias, Ruinas y Rehabilitación. En total, unos 50.000 documentos, entre planos, fotografías, informes de inspección, cédulas de habitabilidad, licencias de obra, devoluciones de aval, facturas...