Se ha afirmado que percibimos un libro a través todos los sentidos. El primero es de la visión, que nos permite descubrir su aspecto exterior, la encuadernación, ornamentación que nos orienta sobre su estilo y época, y al tiempo nos predispone o no a su adquisición y lectura. A continuación, cuando abrimos el ejemplar, son los ojos lo que continúan advirtiendo la portada, el tipo de letra, los caracteres tipográficos, los márgenes, las láminas, los grabados…
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